Los dos personajes que salen, provistos de sus sacos y de sus hojas de obsidiana, en la lámina XXII, son una prueba fehaciente de que el o los tlahcuilos indígenas encargados de la copia, tenían el propósito de continuar con su trabajo. Cualquiera que haya sido la causa de la interrupción, el Códice Boturini debe ser considerado como trunco.

Puede ser interesante tratar de reconstruir la parte faltante, por lo menos hasta lo que podría haber sido la culminación del relato pictográfico: la fundación de México-Tenochtitlan, en el lugar donde el águila se posó sobre el tunal.

Este intento de reconstrucción se parece, de alguna manera, al trabajo de restauración que hacen los arqueólogos con vasijas o edificios de los que tienen sólo una parte, y a partir de la cual deducen o inducen cómo debe haber sido la parte faltante, en función de paradigmas formales, observables en lo que permanece de un objeto o un edificio. Esta reconstrucción arqueológica no deja de ser, en parte, hipotética pero está fundamentada en una estructura global que determina formalmente sus partes constitutivas.

Asimismo, llevar a su término un relato pictográfico, siguiendo la regularidad del trazo, de la utilización de los espacios, de una relación propia entre la imagen y la idea, que manifiesta un documento específico, en función de la historia que entraña, ayuda a colmar un vacío expresivo, aun cuando las modalidades discursivas iconográficas pueden diferir de lo que presentaba el documento original.

Lejos de pretender restituir la verdad formal de lo que podría haber sido el texto pictórico, si lo hubieran acabado, intentaremos aproximarnos a una veracidad representativa, deducida de parámetros figurativos inherentes a la construcción pictórica del sentido en el Códice Boturini.


1. De la palabra a la imagen.

Desde la lámina I hasta la lámina XX, es decir, desde Aztlan hasta Colhuacan, el texto verbal se leyó en la imagen. En la lámina XXI el análisis que realizamos mostró que la imagen plasmaba icónicamente un texto verbal hasta consignar ideográficamente elementos lingüísticos del discurso náhuatl. Este cambio radical en la semiología de la imagen, además de denotar un cambio de actitud por parte de los copistas, en relación con la elaboración del documento, confiere al texto verbal una función primordial en la instauración de la historia. Es preciso por tanto distinguir dos modalidades formales de reconstrucción de la parte faltante según las relaciones que se establecen entre la imagen del Códice Boturini y el texto alfabético ilustrado del Códice Aubin:

-Desde Aztlan hasta Colhuacan, la imagen es relativamente parca en términos de información iconográfica por lo que se infiere que un texto oral complementaba el texto pictórico. La reconstrucción del texto pictórico podría efectuarse sobre estas bases semiológicas.

-En la lámina XXI, el texto pictórico parece reproducir puntualmente el texto verbal y “desmenuza” pictográficamente el relato.

Consideraremos que, de haber continuado la elaboración de la copia, los tlahcuilos habrían proseguido con la semiología manifiesta en la penúltima lámina, realizaremos entonces la reconstrucción iconográfica con base en dicha lámina.


2. Criterios de recorte del texto alfabético, por láminas.

Apoyándonos sobre el modelo que constituyen las veintidós láminas, en cuanto a su relación con el texto alfabético, tomamos en cuenta el espacio de cada lámina, el carácter secuencial de las partes constitutivas del relato verbal, el patrón gráfico de los asentamientos y de la disposición de los glifos calendáricos, la simetría y la asimetría, los criterios de yuxtaposición, así como distintos factores compositivos.


3. El relato pictográfico reconstruido

La composición del relato pictográfico se hará en función del texto verbal que propone el Códice Aubin, en cuanto a contenidos, y de acuerdo con los esquemas pictóricos de acción narrativa que aparecen en las veintidos láminas de Códice Boturini. La tipología del trazo, de la composición, de la relación significante pictórico/significado, y otros rasgos iconográficos específicos se reproducirán en la reconstrucción. Asimismo con base en otros documentos pictográficos, en las ilustraciones de los códices Aubin, Ms. 85 y Ms. 40, así como en el propio del Códice Boturini se buscará reproducir los glifos toponímicos correspondientes a la parte faltante.