En este apartado consideramos preciso evocar, aunque sea brevemente, al hombre gracias a quien el códice se pudo salvar de la destrucción o del olvido y llegar hasta nosotros.
Lorenzo Boturini Benaduci, Señor de la Torre de Hono, nació en Sondrio, Italia, en 1702. Realizó estudios en Milán y se trasladó a Viena en donde residió ocho años. En 1733 dejó Viena para ir a Portugal y de ahí a España.
En 1736, llega a la Nueva España, atraído por el culto guadalupano del que había oído hablar y comisionado por la condesa de Santibáñez para cobrar rentas correspondientes a su encomienda. Lorenzo Boturini encontró, entre lo terrenal y lo celestial, una vocación cultural que lo llevó a rescatar el patrimonio histórico de una nación. Numerosos son los códices pictográficos y demás documentos por él reunidos durante los escasos ocho años de su estancia en México. Esta fulgurante labor de indagación historiográfica nació de un interés propio y de un esfuerzo tenaz por encontrar documentos que autentificaran las apariciones de la Virgen de Guadalupe a Juan Diego, en el cerro del Tepeyac.
Promotor del culto a la Virgen y estudioso de la cultura indígena prehispánica tal y como se expresaba en los documentos acopiados, Lorenzo Boturini aprendió la lengua náhuatl que llegó probablemente a dominar si consideramos la pertinencia de los comentarios con carácter lingüístico presentes en sus obras y el hecho de que, en sus tribulaciones indagatorias, se dirigía frecuentemente a sus interlocutores indígenas en náhuatl, aun cuando un intérprete estuviera presente. Por otra parte, sus proyectos de investigación sobre la lengua náhuatl y su literatura, sugieren que tenía un sólido conocimiento de la lengua de los aztecas:
“Si Dios me diera vida, en el segundo tomo donde pienso hacer un vocabulario de dioses para aclarar la mitología indiana, juntar raíces de la lengua náhuatl y meditar sobre sus progresos hasta que se derramó en varias y exquisitas poesías…”1
Desgraciadamente, Dios no le dio vida para realizar este proyecto.
Una vez en México, Lorenzo Boturini se dedicó a promover la coronación de la imagen guadalupana, por lo cual levantó sospechas en el gobierno español. Fue encarcelado en 1743 y se decomisó el archivo de manuscritos que había recogido en el transcurso de siete años de investigación. Permaneció ocho meses en prisión después de los cuales fue embarcado rumbo a España a principios de 1744. Llegó a Madrid tras haber sido preso por los piratas y desembarcado en Gibraltar. Después de una revisión de su caso, fue absuelto de todas las acusaciones, se le nombró Historiador de la Indias y se dio orden de devolverle sus papeles. Desafortunadamente no se cumplió esta órden, ni regresó ya a México.
Escribió en esas fechas: Idea de una Nueva Historia general de la América Septentrional, impresa en 1746 y que incluye el Catálogo del Museo Histórico Indiano reunido por él. Posteriormente redactó su Cronología de las principales naciones de la América septentrional que presentó al Consejo de Indias en 1749.
Lorenzo Boturini Benaduci murió en España en 1751. La biblioteca de la Basílica de Guadalupe lleva hoy su nombre.
Lorenzo Boturini Benaduci
1 Boturini Benaduci, Historia General de la América Septentrional, p. 14.